martes, 9 de julio de 2013

IV.- Nochebuena prohibida...

Después nos mudamos a otro pueblo, Alcudia de Crespins. Esta vez nos acompañaba un matrimonio que tenía una hija de mi edad y un niño de ocho años. Llegamos a aquel pueblecito, muy tranquilo, pero donde no conocíamos a nadie. Sin embargo, un ángel de la guarda debió poner en nuestro camino a Adela y Antonio, los cuales se compadecieron al ver a unas niñas tan cansadas y nos ofrecieron una casa en la que ellos sólo pasaban algunas temporadas de vacaciones. Nos la alquilaban -a la otra familia y a nosotros- por todo el tiempo que nos hiciera falta. Allí, después de mucho tiempo, pude tener una habitación para mi sola



 Aquella casa -villa Adela- nos pareció el paraíso. Era como sacada de un cuento. Estaba entre naranjos y en la parte delantera había un jardín con una gran variedad de flores: rosas, jazmines, hortensias…  También había una parra con uvas… ¡hum…! riquísimas… y, sobre todo, una magnífica higuera, la cual daba unos higos estupendos. Enseguida nos dijeron que los podíamos coger. En la parte de atrás había un huerto con naranjos y limoneros. Aquí si que nos dijeron que podíamos coger lo que nos apeteciera, ya que si no se iban a estropear. También había un pozo con un mecanismo para sacar agua. Y un río muy cerca, donde nos podíamos bañar. Y, lo mejor de todo, allí no había bombardeos

Cuidamos muy bien esa casa. Después de lo que habíamos pasado, aquello era la gloria. Los dueños iban allí todas las tardes y nos sentábamos todos juntos. Nos daban mucha compañía. La otra chica de mi edad, Victoria, y yo, le bordamos a la dueña dos cojines a punto de cruz para que lo tuviera de recuerdo. Le gustaron mucho y nos invitó a todos a una paella

En Villa Adela había donde tener gallinas, lo que también nos permitía tener huevos frescos. De carne, sólo la había de caballo. Me costó mucho la primera vez, pero era la única forma de comer carne. Me gustaba mucho el arroz al horno, que llevábamos a hacer al cercano pueblo de Ayacor. También había muchas almendras. Victoria y yo nos íbamos haciendo mayores. Nos llamaban las niñas de Villa Adela y teníamos muchas amigas

Se estaba acercando la Nochebuena, pero en aquella zona no se podía celebrar. No había iglesias ni curas, estaba prohibido todo lo de la Iglesia. Pero mis padres, junto con algunos vecinos, decidieron hacer una cena, a la que también fueron los dueños de Villa Adela. Mi madre y sus amigas prepararon el menú:

-Tortilla de patatas
-Alcachofas rebozadas
-Pollo en pepitoria
-Postre:
-Pastel de boniato
-Ensalada de gajos de naranja con azúcar y aceite
-Café

Después cada uno hizo lo que mejor sabía, un vecino cantó tangos, otro contó chistes y así, por unas horas, olvidamos que había una guerra que estaba causando mucho dolor y muchas lágrimas.

Al día siguiente, Navidad, hicimos una buena paella con los menudillos

Por aquellos días cayó una gran nevada, como dijeron que no se había visto en muchos años. Eso fue para los jóvenes un motivo de diversión, de “guerra” de lanzamiento de bolas. A esa edad se pasa bien con cualquier cosa. Villa Adela parecía una tarjeta postal.

A pesar de todo, lo que más deseábamos era que terminara la guerra para poder volver a nuestro pueblo y a nuestra casa


 Pero el doce de febrero aparecieron por allí cinco bombarderos italianos que arrojaron muchas bombas en la estación de Játiva. Perseguían a un tren de soldados del ejército republicano. Otro tren venía de La Mancha. Esto pasó a seis kilómetros de Villa Adela. Fue horrible porque las bombas eran muy grandes y parecía que te caían encima.

Cuando he contado al hijo de mi amiga Ángela que estaba escribiendo mis recuerdos sobre aquella guerra, me ha enviado un periódico en el que se recopilan algunos hechos acaecidos en tierras valencianas por aquellos días: <<..la Roma fascista envió a España más de setecientos cincuenta aviones al mando de Bruno Mussolini, tercer hijo del duce. Con apenas diecinueve años arrojó más de cinco mil kilos de bombas, que dieron un saldo de ciento cuarenta y cinco muertos y doscientos cuarenta y cinco heridos…>>

2 comentarios:

  1. Cada vez mejor, Mariángeles... Besos

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  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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